domingo, 21 de junio de 2009

RECUERDOS

Me encanta caminar, pasear y correr, sobre todo correr, porque me hace sentir libre, pero odio tener que andar cuando no me apetece.

Hoy es uno de esos días en los que mis pies no quieren moverse. El camino se vuelve gris y nada me levanta el ánimo. No sé si será porque he cenado demasiado o por esos malditos cacahuetes salados que me destrozan las tripas y bombardean sin piedad mi delicado estómago. Y aún así me he visto obligado a salir, no he podido evitarlo

Cruce la calle y vi salir de su casa a Doña Rafaela, pensé:
__ “Que mayor esta ya, como arrastra los pies”__, ella va siempre con su sonrisa, iluminando su fatigado rostro, yo llego a su lado, le sonrío y le doy los buenos días, ella me mira, su cara se sonríe mas y me bendice como todos los días: __”¡Ay! Ricardo que guapo estas!”__ yo me vuelvo a sonreír y le digo: __”Pues sigo libre y ya sabe que ando buscando novia”__ ella me coge del brazo y me dice: __ “Hoy quiero pasear contigo”__
Cuando esta a mi lado vuelvo a recorrer su figura muy conocida por mi, sigue teniendo unos bellos ojos y su mirada es tan dulce, siento sus manos apretarse contra mi brazo, son suaves, ella es la abuela que todos soñaríamos tener, la que nos mime y nos da a escondidas lo que nuestros padres nos niegan, la que nos hace nuestra comida favorita y está siempre a nuestro lado. Yo no me resisto a su proposición y mis prisas por llegar se han esfumado, entonces le pregunto:
__” A donde vamos?”__, ella contesta: __ “Ya sabes, a la iglesia” __ y me sonríe, ella sabe de sobra que yo no voy por allí, mi relación con Dios se rompió hace años y aunque el párroco Alfonso, sea un tío majo y me tome algunas cervezas con él y discutamos sobre todo de futbol, además el jodido cura encima es del Barsa!.
Ella se va deslizando por la aceras de nuestro barrio entre besos de vecinas y saludos de vecinos, una parada en Doña Manolita para comprar bollos de leche calentitos y me invita a uno, yo le digo que no, después engordo mucho y ella me contesta: __”Con lo que tu corres que vas a engordar”___, yo camino a pasos muy cortos, tratando de ir a su ritmo. Ella se sienta a comer en el parque, donde yo de pequeño me había montado en todos los columpios, pero que ahora estaban desgastados por el tiempo; nos quedamos a la sombra de aquel álamo donde yo puse mi primer corazón con dos iníciales, era el árbol que mas había crecido en el parque, permanecía allí como un espectador de generaciones.
Ella, después de comerse el dulce me empieza a hablar de sus bisnietos, de sus nietos, lo mayores que están todos y me habla de su nieto Luis, mi mejor amigo , cuantas trastadas hicimos juntos, él siempre me ganaba jugando a las estampas y tenia un gran corazón porque al final terminaba regalándome las estampas que me faltaban para llenar mi álbum; nos llamaban ZIPI y ZAPE pues él era rubio, sumamente delgado y sólo tenia catorce años cuando la maldita leucemia se lo llevo, dejándome un vacio enorme, Rafaela me decía:
__”Mi Luis era un ángel del señor, que guapo era mi niño” __ mientras hablaba, de sus ojos le brotaban unas tímidas lagrimas que enjugaba con un pañuelo blanco. Habían pasado quince años ya de la muerte de Luis y ella iba todos los días a la iglesia a rezar por él. Yo desde el día en que murió Luis, perdí la fe en ese Dios que se llevo a mi amigo.
***MANUEL